Frente al problema del decrecimiento energético hay dos visiones dominantes en la sociedad. La primera, claramente mayoritaria, está centrada en la negación, es decir, creer que no existe ningún problema, que todo seguirá siempre igual, que por el momento hay cosas mucho más urgentes de que ocuparse, y que en el caso de presentarse la escasez de los combustibles fósiles, seguramente la ciencia, la tecnología o el mercado resolverán el problema desarrollando a tiempo las soluciones necesarias.
La otra visión típica es todo lo contrario: El Apocalipsis, es decir el fin del mundo. Creer que ya es demasiado tarde y nada puede hacerse para corregir los rumbos erráticos de la humanidad. Por lo tanto el cambio climático y la economía global se irán completamente fuera de control, y resultará inevitable el colapso societal. Desde este punto de vista nos espera un futuro lleno de desastres ambientales, cataclismos, desgracias, hambrunas, conflictos, guerras y destrucción.
La Transición propone en cambio una visión alternativa a las dos típicas mencionadas, y se basa en los siguientes postulados básicos:
- Una vida con un consumo energético drásticamente menor que el actual es inevitable, y es mejor planificarla en vez de esperar a que esta nueva realidad se presente por si misma.
- Nuestros pueblos y asentamientos actuales carecen de las herramientas esenciales para enfrentar los serios desequilibrios que provocará el declive de los combustibles fósiles. La clave de la sostenibilidad futura es aumentar la resiliencia. Debemos actuar colectivamente, y es imprescindible comenzar ahora.
- Si logramos una suficiente masa crítica inicial, permitiendo que la creatividad y la imaginación colectiva comiencen a diseñar una nueva forma de vida a medida que se profundice el descenso energético, todavía estamos a tiempo de crear gradualmente las redes humanas necesarias, y un nuevo paradigma socio-cultural que pueda desarrollarse reconociendo y respetando los límites biogeológicos del planeta.
Darnos cuenta de todo lo que implica este momento crucial de la historia nos puede sumir en un estado de gran vacío, depresión o impotencia. El Movimiento de Transición surge como respuesta creativa a esta toma de conciencia, nos rescata tanto de la negación suicida como de la desesperanza apocalíptica, y se basa en un puñado de ideas muy simples y concretas que apuntan hacia la acción anticipada, en lugar del miedo paralizante:
1. Informar a tu comunidad sobre lo que está sucediendo
2. Crear grupos de acción enfocados en las áreas de trabajo claves
3. Iniciar con creatividad y alegría la tarea de reconstruir la resiliencia del lugar
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